En una sociedad que alaba nuestros títulos, estatus y carreras, es fácil pensar que estas cosas nos harán sentir completos y responderán nuestras preguntas más importantes. Sin embargo, como Nicodemo cuando visitó a Jesús por la noche, podemos sentir que hay algo más grande y más profundo que nos falta. Podemos sentir curiosidad, pero aún así estar confundidos sobre lo que estamos buscando y cómo llegar allí. La buena noticia es que no tenemos que hacerlo solos o con nuestras propias fuerzas. Jesús acepta nuestras preguntas y nos encuentra donde estamos cuando estamos dispuestos a presentarnos cara a cara, dejando nuestras dudas y temores delante de él. Tener fe no se trata de negar los hechos, sino de creer en la verdad de quién es Jesús. Jesús vino a salvarnos, transformarnos y hacernos nacer de nuevo. La decisión de creer y rendirnos completamente a él es donde comienza la nueva vida.

1. Elijo caminar con Jesús

Hay un poder transformador de nueva vida en Jesús. Cuando nacemos de nuevo en Él, examinamos nuestro corazón, nuestros hábitos y nuestra vida a través de la lente de la gracia de Dios. Hay una elección que todos debemos hacer en nuestro caminar con Jesús. Cuando entendemos que somos una nueva creación, todo cambia. Comenzamos a vernos como Él nos ve: vivos, libres y llenos de propósito.

2. Elijo no volver atrás

Seguir a Jesús no se trata solo de tomar una decisión, es una entrega diaria. Cuando llega la presión, la tentación de volver a las viejas costumbres se disfraza de consuelo, pero la verdadera paz solo se encuentra en Cristo. Al igual que cerrar las puertas de tu casa por la noche para proteger lo que es valioso en el interior, los límites espirituales protegen tu alma del pecado. Vivir como una nueva creación significa proteger lo que Dios te ha dado, establecer límites y elegir la luz en lugar de la oscuridad.

Con un bufé lleno de distracciones, la pregunta sigue siendo: ¿qué estás alimentando? Hemos sido crucificados con Cristo y hemos nacido de nuevo. Una trama redentora que nunca podríamos ganar, pero en cambio hemos sido bendecidos para llevarla. Dios a través de su bondad nos ha hecho nuevos, pero llevar tu viejo yo hará que pierdas todo lo que Él está haciendo dentro de ti. Así como Nicodemo se rindió a la luz, nosotros también lo haremos. Por lo tanto, cambia tu apetito y ya no alimentes las cosas del viejo, sino las cosas del nuevo, dando fruto a la obra transformadora que Dios ha hecho en ti.